Venga,
va. Vamos a ponernos románticos. Y vamos a hablar de algo que los gais tenemos
un poco oxidado: las habilidades de cortejo. Sí, tenemos todos los recursos del
mundo para conseguir sexo pero ¿y un cortejo? Todos sabemos la respuesta aunque
no tenemos muy claras las razones. Tiremos un poco de psicología para intentar
saber por qué...
Un amigo, bastante joven, me
decía “En mi perfil tengo puesto que me gustan los hombres galanes ¡y sólo
me entran señores de más de 65 años! ¿Es que no hay galanes de mi edad?”.
Iniciamos una conversación sobre el cortejo, sobre cómo a todos nos gusta ser
cortejados y sobre lo paradójico que resulta que -pese a ello y a juzgar por
cómo nos quejamos- parece que los gais no somos especialmente dados a cortejar.
¿Por qué será?